Cierro los ojos y ya no veo nada, ni con la mente, ni con el corazón, otros días, otras épocas, el mar, los recuerdos. Nada más. Me lanzo por fin, salto y caigo entre sus brazos, y me pierdo. Entre culpa y perdón al mismo tiempo.
Yo, UNA NIÑA ARRASTRADA POR UN TONTO Y ESTÚPIDO DESEO.
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