viernes, 12 de noviembre de 2010


Porque de ti volví a aprender el nombre de las cosas, porque de ti volví a aprender lo necesario: pan, casa, destino, camino. De ti volví a aprender, del bosque de tu alegría,de manos de tu sereno misterio. Quedaba mucho por hacer: arreglar la huerta, hablar con los perros, pasear por las orillas del Otoño. Quedaba mucho por hacer, quedaba mucho.Porque de ti volví a aprender lo necesario, a prescindir de lo inútil, que nada es precario. Del brillo de tus ojos, a disfrutar el tiempo lento. Y cuatro cosas útiles de tu gesto cierto. Y muchas cosas más de ti aprendí. Y quedaba mucho por hacer... A tirar el lastre, de eso que es la existencia; del tráfico, del peso de los lunes; gris, cielo, hoguera, camino; de películas malas; a robarle el tiempo al minutero; que los relojes matan el tiempo. Quedaba mucho por hacer ,recoger los sueños en las noches frías, como cuando no hay peces, recojo las redes vacías. Quedaba mucho por hacer, quedaba mucho.
Aprendí a sumar lo lógico y lo incierto, a poner la mesa. Aprendí a tolerar la presencia necesaria de las arañas. Aprendí a soportar sólo lo soportable. Y quedaba mucho por hacer, rechazar el tedio, luchar contra él. Y quedaba mucho por hacer... Limpiar de malas hierbas el prado, arrancar las rejas y cercados, hacer montones: perros con gatos,hacer montones: soles y estrellas, borrar las señales de vuelo para que los pájaros sean dueños del cielo. Y quedaba mucho por hacer.

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