viernes, 5 de noviembre de 2010

Sí, me cansé, me harté. Ya está bien, no sigo así, no más, me niego, 
no puedo, se acabó, ya la gota colmó mi vaso. ¡Que sí no hay más que hablar!


Siempre creo que puedo aguantar un poco más, venga me digo otra broma más, no pasa nada, eres fuerte. ¡Una mierda! llega un momento que dices: ¡Chacho! ¿no sabes hacer otra cosa? ¿tengo carita de payasa? Hello! que aunque no lo creas todo tiene un límite.

Podrías empezar a aplicarte un poco más tus propias palabras. ¡Que sí! vale lo sé, pedir es muy fácil y quejarse es gratis, pero que ya te estás pasando un poco. Creo yo.
Vale, venga, reconozco que tengo miles de defectos y más... lo admito, pero te recuerdo, así por si se te había olvidado, que nadie es perfecto. No sé si lo sabrás.
Tanto decir de los demás, tanto compararme, puede que no lo sepas pero quizás mis defectos sean los que me hagan especial.
Grito: me oyes un poco mejor.
Lloro: soy persona.
Me enfado: es señal de que me importas.
Me pico: signo de que tengo sentimientos.
Se me olvidan ciertas cosas: tampoco es que tenga memoria de hormiga. Hasta el momento me he acordado siemre de lo importante.
Miro a otro lado: por no decir algo de lo que me arrepienta.
Y así miles más... lo sé.
Sí, todo tiene un por qué en esta vida, si no lo sabías ya te lo cuento yo. No importa, nunca me ha importado explicarte las cosas dos veces, o incluso más.
¿Es cuestión de cambios? ¡Perfecto! vamos a cambiar, como todo el problema está en mí, si yo cambio cambia el mundo. Cuando tienes la razón se te da, nunca se dice que no. Hay muchísimas cosas en las que tienes razón, no lo niego, asumo que no soy perfecta, pero... es que tampoco quiero serlo. Si lo fuera no me equivocaría y en tal caso no aprendería nunca nada nuevo. Perdona pero es que no me va la monotonía, me gusta ser imperfecta.
Poco a poco intento limar ciertas cosas en mi personalidad. Hablar despacio, no gritar cuando hablo, enfadarme menos, no rechistar... pero mira hasta lo héroes tienen sus momentos de de debilidad, en algún momento.


Esto no quiere decir nada, sólo me desahogo, pienso seguir adelante con mi propósito, pero... ¡cuidado con lo que deseas! a veces no es lo que esperas.
Soy toda una mujer, ahora toca demostrarlo; quizás fuera mi culpa, por no hacerlo antes. ¿Quieres verlo? ¡Bien! lo verás, si yo no tengo problema, me gustan los grandes retos, como este, pero piensa que quizá todo el peso no recaiga sobre mí, como pretendes convencerte, día tras día. Tu momento va a llegar, luego veremos si eres capaz de cumplir también lo que prometes.
Pese a todo, nunca olvides que eres muy importante y aun así ¡te quiero! a fin de cuentas ¿qué más puedo pedir?


No hay comentarios:

Publicar un comentario