miércoles, 8 de diciembre de 2010

Nada ni nadie.

Eres libre, nunca te atas a nadie aunque por dentro necesites que siempre alguien te mire y que observe cada paso que das. Necesitas saber que siempre va a estar ahí para oírte las quejas de esa niñata a la que tanto quieres y que lo único que hace es jugar contigo. Pero te molesta cuando ese alguien decide reaccionar, e intenta   hacerte ver que nada es de color rosa y que mi objetivo en la vida no es solo escucharte a tí. A veces también a mí me gusta que me escuchen y que busquen un poco más hallá de mis palabras igual que hago yo con las tuyas. Porque si me derrito en tu mirada no es solo porque hoy haga calor. Y si te sujeto las manos cuando me rodeas con los brazos no es una tonta manía, es que simplemente no quiero que las muevas de ahí NUNCA. Y si soy una pesada y te hablo y te pico y hago que te cabrees es porque las reconciliaciones son lo más bonito. Y si cuando me voy, a veces no me despido es porque esto no es un adiós, si no un hasta luego. Y si me pongo celosa sin motivo no es solo cosa de un día, es porque te quiero y odio reconocerlo. Y porque aún no encuentro  la puta manera de como te has vuelto tan rejodidamente perfecto en tan poco tiempo, para poder hacerlo yo también y conseguir que aunque sea un solo instante te fijes en mí y te olvides de ella. Necesito saber cuál es la fórmula con la que has conseguido que cada pensamiento lleve tu nombre. 
Creo que no es tan difícil saber lo que en realidad eres para mí, incluso sin leer esto. Solo tenías que mirarme a los ojos y sentir lo que yo e sentido mientras me abrazabas.


Gracias por malgastar tu tiempo en mí, si es que por casualidad has llegado al final del texto.
Tequiero
E.

No hay comentarios:

Publicar un comentario