jueves, 14 de octubre de 2010


Solía creer en la suerte. Y en las coincidencias. Hasta en el destino.

Ahora vuelvo a creer, tanto o más que antes.


Ya no pienso en ti. Tampoco te busco entre la gente y no eres la razón por la que me levanto. Si alguien dice tu nombre no me giro ni sigo pensando que juntos seríamos perfectos.

Cuando te veo, mi corazón no da más latidos de lo normal y si me saludas, mis mejillas no se ponen rojas. Ya no eres mi tema de conversación, de hecho aveces no me acuerdo que existes y mis amigos no averiguan cosas nuevas de tu vida.

Hoy puedo gritar tu nombre y decir que te he olvidado.


Ahora empiezo otra vez. Miro el mundo de otra manera y respiro tranquilamente.

Camino por una calle llena de gente intentando no tocar a nadie y no pisar las lineas del suelo. Y entonces la tierra que está debajo de mis pies se abre y caigo al vacío.


Despierto sudando y con lágrimas en los ojos. Deseo no sentirme nunca así.

Quiero pensar en ti en cada momento que pueda y recordar lo que fue y desear lo que será. Quiero ser feliz cuando te veo, no olvidarte y quererte cada día más. Quiero saber como es darme cuenta que alguien te ha reemplazado.


Quiero poder y que tu quieras.

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