viernes, 8 de octubre de 2010


Un guiño de felicidad.
Quizá ya no merezca tu presente. Quizá el futuro se haya evaporado en manos de nadie. Quizá el ser y no ser ya no sea tan diferente. Quizá pensar en ti se haga más fácil que respirar. Quizá las hojas de otoño no caigan, o a lo mejor en primavera no florezcan los rayos del sol. Quizá puedas sentirte igualmente sola, estando rodeada de ocho mil personas. Quizá no merezca ya saber de ti, ese derecho lo perdí ya hace tiempo. El amor es el derecho que das a alguien para seguirte a donde sea, incluso cuando ni tú mismo sabes a dónde vas.
Quizá nuestra vida sea sólo un enorme cielo. Que se apaga y se enciende con el calor de tu presencia. Quizá tenga sus momentos de luz, y su noche. Su pasión y su calma. Su amor y su guerra. Su honestidad e indiferencia. Quizá ese cielo no sea más que una antítesis personificada.
Por mucho que construya farolas, o que vengan hacia mí luciérnagas, siempre resbalo, tropiezo y caigo. Quizá el abanico de oportunidades de la rutina haya venido a quedarse en nuestros corazones. Y ese cielo, que tenía luz artificial, ya no brille más. El sol sale porque quiere salir. Pero, ahora, en medio de la oscura noche... Sólo diviso estrellas, me imagino que son mis familiares y amigos, son los que aún teniendo mi vida en tinieblas, siguen mirando hacia abajo, para verme caer y resucitar por mis propias ideas.
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