domingo, 21 de noviembre de 2010

Fumar hasta desgastar mis labios#

Te vi apoyado en aquella pared, como si fueras un cigarro consumiéndose al borde de un cenicero.
Aunque visto así, moría por darte una calada. Por probarte, posarte en mis labios y llenarme de tu humo.
Así eres tú, me produces mono de ti, y no hace falta probarte, qué va, tan sólo con que el ambiente esté lleno de ti me intoxicas y te pegas en mis pulmones. Me llegas hasta el cerebro, o hasta el corazón, y lo vas machacando poco a poco.
Aún sigo chupándome las yemas de los dedos por si me quedo algún resto de tu nicotina, de esa que tu piel desprende, que consiga hacerme aguantar hasta mañana.
Pero no, tan sólo quedan cenizas.


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