miércoles, 17 de noviembre de 2010

Loser.

No camines como si fueras mejor que yo.
Yo, al menos, sé quien soy.
Tú ni siquiera sabes quien te crees que eres.
No, no hables; tu impertinente vocecita hace de pitido en mis orejas, y me duelen los tímpanos cada vez que abres la boca para decir esa clase de tonterías que crees graciosas.
Por favor. Has pasado a ser un extremo. De lo importante que piensas que eres, has dejado de serlo. No intentes encandilar con tu sonrisa vacía de sentimientos a nadie, porque para tu desgracia, no surte efecto.
Si quieres que te diga la verdad, todos sabíamos que esto pasaría tarde o temprano.
Tus días han terminado, ya no sirven tus llantos o tus rabietas, ni siquiera tus risas.
Tu corazón de hielo no conquistará a nadie más.
Sí, ya ni siquiera tu bonito rostro te salvará de la Caída que te espera.
Bienvenida a la tierra, perdedora.


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